Somos los tuberculosos,
los que más, los que más nos divertimos,
y a cada paso que damos,
un gusano así de grande escupimos.
Rica ensalada de sangre,
con trocitos, con trocitos de pulmón,
y un vaso de pus caliente,
para hacer bien, para hacer bien la digestión.
Queremos comer, comer, comer:
sangre coagulada, revuelta en ensalada;
vómitos calientes, de todos tus parientes;
mocos verdosos, revueltos y asquerosos
y de postre, ¡helado! un ñardo congelado.
Y si no te gusta este menú,
frótate el vientre con pis caliente.